Nuestro país no puede estar en peores circunstancias, y aunque no todo se debe a una mala gestión gubernamental, si una buena parte de nuestros muchos problemas y es necesario señalar de manera particular a los gobiernos estatales y municipales, ya que es ahí en donde la ingobernabilidad comienza.
Es verdad que el gobierno federal no se ha hecho responsable de manera integral de generar una política nacional de seguridad pública, es la reacción (y generalmente tibia o nula), y no la prevención lo que ha marcado la actuación en materia de seguridad. Los estados y municipios están siendo sumisos ante los grupos delincuenciales, no existe coordinación entre ellos y en cambio existe una desconfianza que se entiende por las malas experiencias dados los escenarios existentes. ¡Los delincuentes tienen mejor coordinación que los gobiernos!
A ver si puedo darme a entender correctamente, el desorden en el que vivimos en México es el culpable de nuestra espantosa situación. El país es un basurero al grado que cuando encontramos una ciudad o población limpia nos sorprendemos, la falta de orden en la vivienda hace que los que menos tienen sean expulsados hacia las periferias en donde menos servicios existen, generándose así una “normalidad” en la ausencia de autoridad, educación, abasto, salud, drenaje, agua, transporte, etc. Esto naturalmente ha generado resentimiento, la gente ya no se conforma viviendo en la pobreza, hoy hay televisión y redes sociales en todos lados y la gente puede encontrar en ello modelos de vida diferentes, en donde la opulencia es un agravio por la falta de oportunidades, en donde no puede existir como en nuestro país vecino, el “sueño mexicano”.
Hagamos una pequeña lista de cosas indeseables, corrupción generalizada, desde en los turnos en los hospitales hasta en prácticamente todas las policías, en trámites con el gobierno y en contratos entre empresas privadas; transporte malo y desorganizado, en las ciudades ya no existen paradas designadas, los autobuses así como como el autotransporte en carreteras, no cumplen con los estándares mínimos de calidad, rines que están preparados para luchar en una carrera de carros romanos, algunos parecen árboles de navidad y otros circulan sin luces o peor con luces estroboscópicas y con códigos policiales, evidentemente sobre saturados; los ciudadanos también contribuimos de sobremanera al desorden, estacionados en segunda fila, colados en las esperas, un egoísmo que inhibe la buena vecindad, odio de clases, falta de atención en los niños permitiendo que la televisión los mal eduque.
Para que haya justicia social no bastan las dádivas, necesitamos autoridades responsables, de ello los partidos políticos en nuestro país dejan mucho que desear, postulan candidatos ligados al crimen, no existe la formación de cuadros, ni la capacitación para ocupar cargos de cualquier tipo.
Estamos metidos en un problema grave, que es multicausal de ida y vuelta, sin embargo podría ser el mejor momento para generar una transformación que haga de nuestro país algo mucho mejor que lo que tenemos, faltan pactos de civilidad y políticos que puedan liderearlos entendiendo que la política debe ser la gran gestora social y no como ha sucedido, la que contribuya al caos en el que vivimos. Un pacto de civilidad que surja de la conciencia personal y colectiva, dejaría a los políticos a un lado, piénselo y piense en los grandes beneficios que ello traería.
De aquí en adelante, iré tocando diferentes rubros que puedan ser atendidos para mejorar nuestro entorno, sin dejar de escribir sobre los temas de coyuntura que deban ser analizados y criticados.
Fernando Schütte Elguero
Empresario inmobiliario, maestro, escritor, y activista en seguridad pública. Destacado en desarrollo de infraestructura y literatura.
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