La naturaleza ha dotado a todos los seres vivos de una facultad, capacidad o condición exclusiva y perfectamente desarrollada que les permite estar en armonía con la naturaleza...
El temor es una reacción natural del hombre a lo desconocido o a la incertidumbre, que impulsa a la voluntad a investigar activamente con el objetivo de obtener certeza y de esta forma desarrollarse con firmeza.
A la humanidad le confunde el profundo egoísmo que le debilita y le enferma, esclavizándola en la creencia paupérrima de ser la destinataria única de la organización y de las transformaciones incesantes del cosmos y de la naturaleza.
La arrolladora y desaforada actitud del hombre contemporáneo ha impulsado el desarrollo de una infinidad de enfermedades latentes en la sociedad como la discriminación, la superstición y el fanatismo...
Ejercer la facultad del libre albedrío requiere conocimiento firme y sólido, de elección y de decisión, de lo contrario, es obediencia a los dictados impulsados por los instintos...
El individuo tiene sus objetivos y metas propios; la sociedad tiene la obligación de proporcionar los mecanismos y sistemas necesarios para que el individuo los alcance. Si la comunidad no facilita esas herramientas: ha fallado.
La ignorancia es el estado más bello del ser humano, es la posibilidad de sorprenderse y fascinarse del enigmático y hermoso mundo que nos rodea e iniciar activamente el conocimiento...