La violencia por sí misma está llevando al país a la recesión económica y a la pobreza, pero su receta de recomendaciones sigue siendo la misma: fortalecer la seguridad, vigorizar el Estado de Derecho, desmantelar las redes criminales, desarrollar comunidades adaptables y cohesionadas, más participación de la comunidad civil, reducir el acoso político sobre el adversario en aras del bienestar nacional