· Son minisubmarinos de tercera generación.
· Países en desarrollo están invirtiendo fuertes sumas de dinero para estar a la vanguardia en este tipo de tecnología.
El minisubmarino es un sistema autónomo de navegación. Puede detectar fugas en ductos petroleros o fisuras en cortinas hidroeléctricas. Además, tiene aplicación en diversas áreas estratégicas del mundo acuático, por ejemplo, monitoreo, supervisión y observación de zonas marítimas.
Puede tomar muestras de tipo físico y biológico, y hacer mapas de censado que permitan estudiar la flora y la fauna marinas. Tiene la capacidad de hacer trabajos de inspección y monitorear el estado de los arrecifes. Se le puede adaptar dispositivos que midan constantemente el pH o la salinidad del agua, porque estos dos elementos pueden acabar con un ecosistema.
El submarino miniatura cuenta con visión artificial, minicomputadora integrada, sensores de ultrasonido que detectan objetos, y cámaras de video para ver en tiempo real o para grabar. Cuenta con tarjetas de procesamiento, que ayudan a capturar la información que arrojan los sensores y, mediante algoritmos complejos, se puede programar previamente.
“Esta tecnología es multidisciplinaria, y en ella se incluyen conocimientos de electrónica, mecánica, control automático, informática y telecomunicaciones”, informa Jorge Torres Muñoz, Doctor en Ingeniería por el Instituto Politécnico Nacional de Grenoble, Francia, y uno de los fundadores de estos proyectos.
El objetivo del trabajo de investigación es desarrollar robots acuáticos con capacidad de navegar en forma autónoma bajo el agua. Los minisubmarinos se pueden expandir a mayor tamaño o con adaptaciones especiales.
“Podemos colocar sensores adicionales, rediseñar y transformar, casi de inmediato, según los requerimientos del cliente. Tenemos toda la cadena de valor de un producto, es decir, desde la colocación de un elemento básico hasta los algoritmos más complejos para que el prototipo funcione”, informa el investigador.
El éxito de este trabajo de investigación logró que uno de los estudiantes fuera contratado por la Compañía General de Geofísica (Compagnie Generale of Geophysique), empresa francesa que brinda servicio a la industria petrolera en Europa. El alumno colabora en un proyecto de vanguardia clasificado como de alta seguridad, en el cual, incluso, la información es secreta.
El doctor Jorge Torres, investigador del SNI, nivel II, explica que este desarrollo tecnológico está inscrito en los trabajos de robótica marina realizados por la Unidad Mixta Internacional (UMI), integrada por el gobierno mexicano en coordinación con el gobierno francés.
Por parte de México, los recursos económicos corren a cargo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, Conacyt, y el financiamiento francés proviene del Centro Nacional de Investigación Científica, CNRS (por sus siglas en francés).
El espacio físico lo proporciona el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados, Cinvestav, donde, desde 2008, fue instalado el Laboratorio Franco-Mexicano de Informática y Automática. El director general de la UMI es el doctor Rogelio Lozano Leal.
Actualmente están diseñando estrategias para vincular estos proyectos con la industria nacional e internacional. “Éste es un proceso de inversión, y quien participe verá importantes ganancias económicas por ser áreas de tecnologías innovadoras”, asegura el investigador Torres Muñoz.
Están en proceso de patentar los minisubmarinos y, una vez concluido el trámite, recibirán propuestas de quienes deseen invertir en proyectos de robótica marina.
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