Por: Juan Francisco Vázquez Rivera
Me conocen como “La calavera Garbancera” he sido creada por artistas mexicanos, represento metafóricamente a la clase social alta de principios del siglo XX justo antes de la revolución mexicana, nacida de la mano de mi padre, José Guadalupe Posada.
Me llamaron “garbancera” porque pretendo ser lo que no tengo. Mis venas están llenas de sangre indígena, pero me gusta decir que soy española o francesa, cuando soy descendiente de los guerreros aztecas, renegando de mi propia raza, herencia y cultura.
Con el tiempo me he convertido en el símbolo oficial de la muerte, utilizándome como bandera los días 1° y 2° de noviembre, celebración del día de todos los santos y el día de los Fieles Difuntos. Dentro del folklor mexicano, hoy en día, me llaman “La Catrina”
Las personas me ven con miedo, pero los mexicanos se burlan con cierta picardía y el debido respeto que merezco. Me representan de muchas maneras, a veces alegre, a veces vestida de manera elaborada o con ganas de divertirse e incluso coqueta y seductora con los mortales. Otras me encuentran en los purititos huesos, lista para llevarte cuando menos lo esperas.
Sin embargo, mi relación con los mexicanos se define por una serie de circunstancias íntimamente vinculadas con su historia y cultura. Hoy me representan en todo los estratos sociales y en todas las profesiones, pasando por un sinfín de situaciones cotidianas de la vida.
Tengo una personalidad traviesa, ocurrente, simpática y coqueta; invito a vivir, a vivir con plenitud cada momento y encontrar el sentido de la vida ante la inminencia de la muerte, recuerden la vida es aquí, ahora y eternamente.
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