El director es el responsable del sonido de una orquesta, una definición básica podría ser: “Dirigir es re-crear, conducir y representar con el gesto, sobre unas figuras básicas, la música que interpretara”.
La labor principal de un Director de Orquesta se lleva a cabo durante las horas (semanas, o meses) de ensayos mientras se prepara la presentación de una obra. Es durante ese tiempo que el Director corrige a los maestros ejecutantes de la orquesta la dinámica, la debida interpretación rítmica de una frase ambigua, incluso la dirección de los arcos de los instrumentos de cuerdas.
El Director debe poner el máximo empeño en la afinación de la orquesta, ya que una orquesta desafinada distraerá al oyente al punto de destruir una gran composición.
Para ser un buen director es fundamental el conocimiento de la técnica, no cabe la menor duda, pero lo esencial está en su espíritu y el carácter que transmita como líder y motor principal del arte musical en cualquier expresión. El director y sus gestos han de ser fieles al pensamiento del compositor, interiorizando e impregnándose de su espíritu para transmitir lo que él probablemente pensó.
Una persona que dirija una obra de un determinado período y no emplee un gesto plenamente identificado con el espíritu de esa música no dirige técnicamente; por muy bien que mueva sus brazos, su música no dejará de ser un engaño. No se puede transmitir lo que no se cree, se siente, se respeta, se ama y se vive.
Un buen director debe ser un excelente (o tal vez virtuoso) ejecutante de algún instrumento como solista. Además, debe conocer la técnica de la orquestación y por tanto saber exactamente cómo se ejecutan todos los instrumentos de la orquesta, sin necesariamente poder ejecutarlos. Debe tener profundos conocimientos de Armonía y Composición, ya que la sonoridad de los acordes (armonía) y de las frases melódicas (composición) también son cruciales para la debida interpretación de la obra y consecuente impacto en el oyente.
También son deberes del director coordinar los ensayos, resolver disputas y desacuerdos entre los músicos.
La mayoría de los directores utilizan para dar sus indicaciones, además de gestos, una pequeña vara llamada batuta. Los que no lo hacen, dirigen con gestos de los brazos y las manos. Se ha dicho por esto que ninguna versión de una pieza es exactamente igual a otra, ni siquiera cuando son hechas por un mismo director en dos ocasiones distintas.
Dirigir encierra en sí mismo una responsabilidad con la estética de la música y en ese sentido un buen director, además de conocer profundamente la música que interpreta y la técnica de la dirección, debe impregnarle a cada movimiento su sentido interno que no es más que la manifestación del pensamiento hecho sonido, es un principio ético.
Algunos directores se interesan por conocer bien no solo la obra que dirigirán, sino también al mismo compositor: sus gustos, conocimientos musicales y maestría, pues consideran que es esencial para una ejecución de calidad. Este es normalmente el caso ante el estreno mundial de la obra.
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