Existen tantas personalidades en la gente como granos de arena hay en la playa, con gustos y costumbres únicos. Por ello, no es de extrañar que haya hombres y mujeres para quienes la noche representa un atractivo irresistible; personas a las que les gusta y prefieren vivir de noche.
Son personas para quienes realizar sus actividades personales durante la noche representa un gusto genuino y una atracción que no experimentan en los horarios diurnos. Actividades que se llevan a cabo preferentemente en solitario y que van desde ver películas, jugar videojuegos, hacer ejercicio, leer un libro o incluso escribirlo, hasta tareas que conllevan cierto grado de responsabilidad doméstica como lo es el hacer pago de servicios, surtir la despensa o hacer la limpieza de la casa cuando la mayoría de los mortales están en la camita, descansando o durmiendo a pierna suelta.
Ahora bien, algunos artículos científicos afirman que hay personas que poseen coeficientes intelectuales por arriba del estándar y que suelen preferir trasnochar argumentando que la noche aumenta la creatividad y el desarrollo de ideas ya que el horario nocturno estimula al máximo su inspiración. Según estas teorías, un coeficiente intelectual alto está ligado a la capacidad cognitiva en un horario nocturno.
La pasión por la noche, para personas que no están habituadas a estos horarios, puede significar libertinaje, oscuridad o misterio. Actividades escondidas, prohibidas o incluso ilegales debido a que, muchos de los que no conocen la noche como escenario de acción, tienen como referencia y percepción que cuando salen las estrellas en el cielo es el tiempo ideal para hacer lo indebido y portarse mal.
Sin embargo, es innegable que ciertas acciones se disfrutan más sin la luz del día, o para las que ésta es un impedimento ya que, no es lo mismo vivir de noche, que vivir la noche.