Por Yanet Cuellar.
La historia del corsé se remonta a las civilizaciones antiguas de Creta, Grecia, Egipto, Roma, Siria. Las mujeres cretenses empleaban una especie de cinturones de cuero muy ajustados para marcar su cintura, parecidos a los ‘serre-tailles’ o fajas, que ayudaban a levantar los senos y mostrarlos. Las romanas y griegas lo usaban para reducir el tamaño del busto. En ocasiones, ésta especie de corsé era utilizado en la práctica de ciertos deportes, como soporte o constrictores (opresores), con fines médicos o estéticos.
Corsé, palabra que proviene del francés antiguo ‘cors’, para referirse en diminutivo a ‘cuerpo’. Su origen se remonta alrededor del 1700 A.C. El corsé se pierde en la antigüedad, renace y se reinventa a partir del siglo XV, convirtiéndose en una prenda fundamental en este siglo y los siguientes, para todas las mujeres de clase alta, media o baja.
En el siglo XV, el corsé estaba elaborado con varillas metálicas o de madera, era incómodo y molesto por su rigidez. Las mujeres hacían un uso y “abuso” de ésta prenda, provocando graves lesiones en su cuerpo: desplazamiento de órganos, trastornos en la circulación, dificultades para respirar. El corsé estaba vinculado a cuestiones sociales, morales y culturales. La relevancia, que tenía con ciertos estereotipos de época, valía la pena su sacrificio: elegancia y estética por encima de la salud.
Sin duda, es una pieza que más transformaciones ha tenido. Las pinturas del siglo XVII en España y Francia, dan cuenta de ello: imágenes de mujeres que esculpían su cintura tirando fuertemente de los cordones de su corsé, con faldas voluminosas y elegantes. Hay una hipótesis que apunta que el corsé se usó como método para abortar. Los hombres, las niñas y los niños a partir de los 7 años (principalmente de clase alta) también lo usaban. Esta prenda se ajustó a la moda de cada época en todos los sentidos (materiales, formas, simbolismos).
Napoleón Bonaparte llamaba al corsé “El asesino de la raza humana”. Durante la Revolución Francesa cae en desuso, por considerarse una opresión para la mujer. Sin embargo, los motivos iban más allá: Napoleón necesitaba nacimientos masivos para los futuros soldados de la patria y consideraba que el uso de la prenda tenía efectos negativos sobre la natalidad.
Llega la Revolución Industrial, las mujeres francesas se obsesionaron por el ideal de belleza griega (cintura deseada 52-57 cm) y volvieron a retomar el corsé.
Durante la transición del siglo XIX al XX comienza la ‘Belle Epoque’ (Bella Época). Imperaba un ambiente de positivismo y progreso general. La sociedad cambia de mentalidad. Las feministas piden la desaparición del corsé. La moda se adapta a una mujer más activa, más libre. La silueta se libera, prima la línea recta natural del cuerpo. La feminidad y el corsé se vuelven más populares y teatrales en los cabarés.
Después de la Segunda Guerra Mundial, la igualdad entre los sexos se convirtió en una demanda femenina. Las damas se masculinizaron haciendo esfuerzos por parecerse más al hombre. En la actualidad el corsé es una pieza de seducción, glamur, erotismo y moda. Ya no forma parte del uso cotidiano.
“La belleza complace a los ojos, la dulzura encadena el alma.” –Voltaire