Como gente y profesional multidisciplinario, constantemente me enfrento a implementar y fortalecer los valores empresariales entre mis equipos de trabajo, buscando generar que estos se conviertan en elementos arraigados y vivos de la cultura empresarial.
De tal suerte, es frecuente que los valores de una empresa sean vistos como palabras cursis que se muestran enmarcados vistosamente, pero que no reflejan en lo más mínimo el sentir y hacer de los colaboradores y asociados.
Por ello te comparto algunas recomendaciones para crear tus propias líneas conductuales o valores.
- Ubica a los valores existentes – Sin importar si ya los redactaste o no, hay valores vigentes, ubícalos observando minuciosamente a los líderes, el ambiente laboral, procedimientos, políticas, estrategias y sobre todo el comportamiento.
- Selecciona los valores adecuados – Si ya tienes valores preestablecidos, es tiempo de comparar tus resultados, revisar y decidir cuáles de los destacados y de los preestablecidos se quedaran.
- Redacta una definición – Ser responsable no es igual para todos, definir lo que deseas genera consistencia.
- Crea estructuras y prácticas para trabajar – Ayuda a formar el hábito participando una y otra vez hasta que se vuelva rutinario.
- Adecúa comportamientos – La adecuación de valores negativos a tiempo fortalece, pues deja claro que es deseable y que no.
- Adecúa procedimientos, políticas y sistemas – Debe haber congruencia entre valor y cultura. No funciona establecer confianza y hacer filtros de revisión a tus colaboradores cada que entran y salen.
- Comunícalos continua y activamente – La mejor forma de mantenerlos vivos es comunicarlos frecuentemente, no solo de manera escrita o visual, también verbal.
- Revisa y renuévalos constantemente – Los valores deben ser elementos vivos, dinámicos y evolutivos que necesitan ser revisados frecuentemente .
La cultura empresarial es el reflejo de sus valores y dan pie a logros empresariales trascendentales.