La llegada de la primavera es una época de resurgimientos y bienvenidos a nueva vida que nace en la flora y la fauna, incluso los seres humanos nos sentimos renovados con la llegada de la primavera después de un frío invierno.
Pero para millones es también una temporada de adioses, para millones de mariposas monarca que inician su increíble migración hacia el norte del continente americano.
Los santuarios de la Mariposa Monarca se encuentran considerados entre las cuatro bellezas naturales reconocidas por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en México, de acuerdo al gobierno de la república.
Las mariposas llegan a sus santuarios en Michoacán y el Estado de México a principios de noviembre, por lo que nos lanzamos a su encuentro durante las vacaciones invernales.
A las mariposas les gusta el silencio, así que cuando llegas al claro en donde puedes observarlas en su esplendor debes hacerlo callado. Al llegar y verse rodeado por miles de mariposas, en medio del silencio, en un cielo azul salpicado de alegres puntos naranjas, se comprende la fascinación por estas viajeras que cruzaban miles de kilómetros hacia un lugar desconocido sólo guiadas por su instinto.
No es un viaje de aventura, el vuelo de las monarca es un viaje de esperanza en busca de encontrar esa quimera que albergaba en su interior, escuchando voces ancestrales que les decía que debían seguir hasta alcanzar su sueño: el mítico santuario de las mariposas monarca, un sueño que sólo las más fuertes hacen realidad.
Entendimos que nuestra fascinación por estos insectos de cuerpo frágil y espíritu indomable es el reflejo de nuestra propia lucha cotidiana por llegar a ese sitio desconocido que nos espera para alcanzar nuestros sueños, tras un viaje en el que nos alienta sólo la esperanza.