Actualmente vivimos en una dinámica social en la cual los padres están enfocados en tener una mejor estabilidad económica, con el sueño de brindar “lo necesario para sus hijos”, tener ciertas comodidades, opciones a mejores escuelas, entre otras cosas, pero ¿qué es realmente lo necesario para los niños? Hace tiempo leí un mensaje que decía “Mi papá ha trabajado tanto para que nunca me faltara nada, pero siempre me faltó él”, lo cual nos hace reflexionar en las prioridades, los tiempos que se invierten o se dedican a los niños.
El dedicar tiempo a los hijos, no es estar solo en presencia física con ellos, tampoco es el realizar actividades que son una responsabilidad, en donde como padres se tiene que exigir, tal como las tareas escolares y quehaceres del hogar, mucho menos el estar atentos a una pantalla en donde la interacción y atención es nula, llámese televisión, celular, tableta o videojuegos.
Es lógico que después de una jornada de trabajo se quiere descansar, pero por qué hacer uso de las armas más útiles hoy en día para los padres, medios electrónicos que lo único que como hemos ido viendo en estos tiempos generan aislar a los pequeños, además de correr el riesgo que les llegue información que no tienen la madurez de procesar, que como consecuencia de ello se tiene el desorientar al niño.
Claro está que es la dinámica que como adultos nos facilita el poder tener a los niños entretenidos, con el tiempo para hacer nuestros pendientes y descansar. Mas siempre tenemos que recordar que para un hijo es esencial el saber y sentirse importante para sus padres, el darse cuenta que sus intereses, logros, sueños, ideas, y todo lo que los hace únicos les da orgullo.
La mejor inversión en los niños, es el amor y la calidad de tiempo que les brindes.