Nutricionalmente sabemos que los excesos nos vienen a cobrar factura los primeros días del año, ya que como normalmente pasa, el mes de diciembre es sinónimo de festejo y comidas abundantes.
Más que el propósito de bajar esos “kilitos” ganados, es hacer conciencia de cómo los subimos y motivarnos a regularizar nuestros hábitos de alimentación en los meses siguientes. Lo principal es crear conciencia de nuestros excesos para marcar la diferencia entre lo que puedes comer en abundancia y comer las porciones adecuadas. Hay que ir reemplazando los recalentados por comida más variada abundante en verduras y preparadas de forma adecuada, ya sea en el horno, a la parrilla, o al vapor para ir eliminando el típico recalentado que en toda casa sobra por varios días después de los festejos.
Recuperar el hábito del ejercicio, la ingesta de agua natural adecuada, sabemos que en tiempo de frío es un poco más difícil ingerir líquidos como el agua por aquellos como el café y chocolate calientes que se antojan más. Bueno, si esa es nuestra situación preparemos infusiones calientitas de té verde y otras especies que nos ayudarán a recuperar líquidos y entrar en calor.
Todo exceso es malo, tanto comer en demasía como el querer empezar nuestro propósito de perder peso con una rutina de ejercicio excesiva y desgastante. Recordemos que el que persevera alcanza, tomemos un momento de reflexión hacia donde queremos llegar con nuestro propósito, pero sobre todo desde donde tenemos que comenzar para lograrlo.